Los proyectos emprendidos por esfuerzos propios de la comunidad requieren la ayuda intensa y amplia del sector gubernamental.  El Instituto de Cooperativismo, está comprometido con estos proyectos de emprendimiento que apunta hacia una economía sostenible.  Por consiguiente, se ha identificado como estrategia la creación del Centro de Desarrollo Cooperativo o la Incubadora de Empresas Cooperativas.  

La  incubadora es el dispositivo que modula el desarrollo de nuevas empresas cooperativas.  A partir de los años 1960 surgen las primeras iniciativas de incubadoras de empresas en Estados Unidos, sin embargo, se identifica la década del 70 como fecha de partida en la formalización metodológica de los procesos de incubación en Norte América[3].  Las incubadoras proporcionan a los futuros empresarios alguno o todos los recursos y servicios necesarios para poner la organización en funcionamiento.  Los recursos pueden incluir espacio físico, asesoría empresarial, legal, tecnológica, apoyo en la creación de los planes de negocios y acompañamiento durante los primeros meses o años de operación [4].  Los modelos de incubación de empresas típicamente operan a través de alianzas con universidades, agencias gubernamentales o empresas privadas.  

Puerto Rico ha tenido experiencias de incubadoras de microempresas en comunidades de escasos recursos económicos.   No obstante, se han desarrollado fuera del campo académico y no están dirigidas a la investigación ni a la documentación de estas experiencias.  Tampoco están contextualizadas como corolario de suposiciones  o conjeturas de la economía social o solidaria.  

A partir de la década de los 90, centros de investigaciones cooperativas y universidades se han apropiado de los modelos de incubación de empresas no solidarias, haciendo énfasis en la importancia de desarrollar e investigar los factores que propician los emprendimientos colectivos.  Un ejemplo importante lo son Las Incubadoras Tecnológicas de Cooperativas Populares de la Universidad Federal de Río de Janeiro en Brasil.  Desarrollar una incubadora de cooperativas bajo el Programa de Investigación es contribuir con el desarrollo socioeconómico de un pueblo y con la edificación de un conocimiento fundamentado en la dialéctica entre las experiencias colectivas y las teorías de la economía social y solidaria o conceptualizaciones emergentes a dichas experiencias. 

El Programa I+DC  acoge la Investigación Acción Participativa (IAP)[5] la cual responde a las técnicas cualitativas.  Ésta propone una nueva aportación al problema de cómo el saber puede proporcionar poder a los que “carecen” de él.  Se trata de una metodología que permite desarrollar un análisis participativo, donde los actores implicados se convierten en los protagonistas del proceso de construcción del conocimiento de la realidad sobre el objeto de estudio, en la detección de problemas y necesidades, y en la elaboración de propuestas y soluciones.  

El Instituto ha comprobado que el Programa de Investigación se enriquece a través del Centro de Desarrollo de Empresas Cooperativas en la medida en que la incubadora brinde sujetos para la investigación.  De esta forma, se establecen nuevas líneas de investigación en el Programa tales como: